por Santiago Campo
Probablemente Adriano
Espaillat sea uno de los más sorprendidos ante la derrota que termina de
infringirle Charles Rangel, en un momento en que al último se le hubiera
augurado escasas posibilidades de triunfo por razones de ancianidad,
cuestionamientos éticos y asuntos que envuelven investigaciones por corrupción
y evasión de impuestos.
Claro, con un prontuario
como el arriba mencionado, resultaba difícil apostar por Rangel, sobre todo, si
se tomaba en cuenta que el actual congresista por el Distrito 13, era como un
caballo chongo que echa a correr en campo abierto contra un equino de pura
sangre.
Adriano, quien es de origen
dominicano pudo haber sido el favorito de sus connacionales, quienes
constituyen la mayoría, en el sector, donde buscaba destronar al anciano
congresista.
Sin embargo, parece que
el talón de Aquiles del actual senador por Albany es que en el curso de su carrera política ha
dejado muchos cabos sueltos y ni siquiera oye a quienes le dicen que debería
dedicarse a cerrar algunos de los casos que ha dejado abiertos.
Pero lo que ha hecho
Adriano es subestimar a los grupos y personalidades que parecen haber dado un
“mandarriazo” a sus lindas aspiraciones, como eran la de convertirse en el
primer dominicano en alcanzar una curul en el congreso norteamericano.
Como es obvio, esta
segunda derrota de nuestro senador estatal, debería servir de lección tanto él
como a otros políticos que andan por la vida desestimando a los adversarios que
ven como débiles, sin tomar en cuenta que en un momento dado podrían pasarle
factura.
Pero lo risible de todo
esto, es que algunos políticos caen derrotados por no emplear ciertas
habilidades que son inherentes a la relaciones humanas, ya que algunos
conflictos pueden resolverse hasta con una simple llamada.
Claro, todos sabemos
que Adriano ha ido dejando atrás diferencias que parecen irreconciables, muchas
de las cuales se vinculan con dirigentes y líderes que estuvieron muy cerca de
él y que hoy están en desgracia. Hay mucho resentimiento de por medio.
Pero en vez de
reconocer esta debilidad, Espaillat emplea al concejal Ydanis Rodríguez como su
jefe de campaáa, alguien cuyo talento principal no es precisamente el de ser un
buen representante de las relaciones públicas ni humanas, hasta el punto de que
hoy en día tiene fuertes contradiciones con la industria del taxi sin medallón,
un sector que dominan los dominicanos y que influyó muchísimo contra las
aspiraciones de Adriano
Espaillat sale ahora más golpeado que nunca, por un
incumbente cuya gestión, durante 43 años, ha beneficiado sólo al propio Rangel y a un grupo de sus colaboradores, ya que ni
su propia gente, en el sector de Harlem pueden decir que el congresista haya
contribuido a lo que los tratadista llaman el desarrollo integral humano.
Pero lo más importante,
es que el votante prefirió dar un paso atrás para enseñarle a Espaillat y sus
delfines que aún pueden rectificar y adoptar posiciones políticas acorde con
los intereses de su comunidad y al margen del orgullo y la arrogancia que suele
encontrarse en los pasillos del poder.
El
autor es un periodista y escritor dominicano residente en New Jersey

1 comments:
Lamentablemente el equipo de campaña y promocion parece que no sirve. Dejese ver mas mi hermano, hay otras comunidades que creo que ni le conocen. Baje de esa nube y haga mas contacto con la gente. Camine un poquito mas, no solo hay gente a la salida del tren
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